Las funciones y la visión que se tiene del departamento de Recursos Humanos han cambiado mucho en los últimos años. Hoy en día, está claro que su misión va mucho más allá de contratar y despedir empleados y que, si se aprovecha todo su potencial, puede jugar un papel relevante tanto en la toma de decisiones empresariales como a la hora de fijar objetivos globales.
El performance management ha mejorado la gestión del rendimiento de los trabajadores, por lo que conocerlo a fondo y saber cómo implantarlo llevará a las empresas a obtener mejores resultados gracias a que podrá guiar a cada empleado para que ofrezca su máximo potencial.
¿Qué es el performance management?
Se puede definir el performance management como un modo de gestión del rendimiento de los trabajadores que permite evaluar tanto el coste que suponen para la empresa y como la calidad de su desempeño. La clave reside en que la evaluación de desempeño se realiza dentro de unos objetivos claros y fijados en común por varios departamentos fundamentales para el funcionamiento de la compañía.
Para utilizar el performance management de forma adecuada y que no quede obsoleto en poco tiempo no hay que olvidar:
- hacer un seguimiento continuo tanto de los objetivos como del trabajo de los empleados,
- monitorizar los resultados,
- recibir feedback cada cierto tiempo de todos los involucrados en el proceso,
- establecer una forma de medir los resultados,
- efectuar cambios siempre que sea necesario teniendo en cuenta la información obtenida.
¿Cuáles son los objetivos del performance management?
Los principales propósitos de esta nueva forma de evaluar el desempeño de los trabajadores son:
- lograr una mejora continua de resultados,
- garantizar la competitividad de las empresas,
- fomentar un crecimiento sostenible.
Los KPI más habituales en el performance management
Los Key Performance Indicators (KPI) o indicadores clave del rendimiento son las métricas que se utilizan para saber si determinadas acciones resultan productivas. Para obtener la información que se busca, resulta imprescindible elegir los KPI más adecuados para cada situación. En el caso del performance management, lo más habitual es medir:
- ratio de rotación de personal,
- niveles de absentismo laboral,
- índices de accidentalidad,
- valor de las nóminas,
- tipos de contratos más utilizados.
Cómo implementar tu estrategia de performance management
Es necesario dedicar tiempo para definir y llevar a cabo una estrategia de performance management eficaz. Para hacerlo, es recomendable no olvidar ninguna de las fases fundamentales, que son:
- Análisis: estudiar la situación inicial para saber cuál es la situación inicial y definir unos objetivos claros para todos los miembros de la plantilla. Estos objetivos deben ser medibles, concretos, alcanzables, relevantes y que puedan desarrollarse en un tiempo determinado.
- Diseño: establecer los procesos teniendo en cuenta el análisis inicial y los recursos disponibles.
- Evaluación: valorar los resultados de cada trabajador de forma individual y de los departamentos en conjunto.
- Mejoras: una vez analizados los resultados, es el momento de aplicar las mejoras necesarias para alcanzar los objetivos, si no se ha logrado, o incrementarlos.
Una vez que la estrategia de performance management esté completamente implementada, los trabajadores tendrán la posibilidad de desarrollar todo su potencial. Si, además, se desarrolla un plan de carrera personalizado, verán claro su futuro laboral y aportarán ideas para mejorarlo. De este modo, tanto la empresa como los empleados se verán beneficiados.
